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Las reliquias de Julio Sosa

30.04.2019

Julio Sosa ha sido sin dudas, junto al Polaco Goyeneche-, la última figura cumbre de los cantores de tango. Un punto grande, surgido desde las entrañas de la gran época de los valores de nuestra música. Es cierto que la década del setenta nos regaló el milagro de Rubén Juárez y los ochenta la presencia inmejorable del amigo Alfredo Sáez (cantorazo como pocos), pero estas dos voces y temperamentos geniales, debieron soportar los años más duros del género, donde lamentablemente las malas músicas forenéas y locales (porque música buena o mala no reconoce fronteras), desplazaron a la música ciudadana.


Sin embargo, Julio Sosa logró conocer una época donde todavía el tango pisaba fuerte. Y cuando este empezó a sufrir los embates de la nueva ola y las porquerias del rock and roll y cosas parecidas, Sosa se plantó como pocos para dar pelea y logró triunfos memorables convocando cantidades de públicos inusitadas para el tango en los sesenta, ventas de discos fabulosos, inclusive para los mercados extranjeros, programas de televisión propios (el resto de los cantores cantaban en programas colectivos), con picos de audiencias y una prestancia clásica que atrapaba a propios y ajenos, dado que el cantor estaba preparando su desembarco en el cine llegó a filmar un pequeño papel en una película musical con Beba Bidart bajo dirección de Hugo Del Carril, para trabajar con Lolita Torres y dar el salto internacional que sus discos reclamaban en México, Colombia, Estados Unidos, España, Francia y el Japón, países a los que planeaba visitar para difundir nuestro tango.


Lamentablemente, su muerte acaecida el 26 de noviembre de 1964, impidió llevar adelante sus anhelos y los del tango todo. Al igual que Gardel, debe decirse que la muerte, muy por el contrario de hacerlos famosos, porque ambos ya eran astros del tango, puso límite a un ascenso vertiginoso que parecía no tener nunca techo. La pregunta válida a hacerse tanto para Gardel como para Julio, era ¿hasta dónde hubiesen llegado si la muerte no se hubiese cruzado tan tempranamente en sus vidas? 


Tomado de https://www.investigaciontango.com/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=177:julio-sosa&catid=37:cantantes&Itemid=57

Antecedentes

Julio Sosa ha sido uno de los mejores vocalistas del género. Su voz arrogante y perfecta, dueña de un color envidiable, tenía una expresividad y un sentimiento tanguístico singular, que hacían que sus interpretaciones sean todas ellas de una destacada fuerza emotiva. No creo que haya habido muchos cantores que tuvieran la voz y el temperamento de Sosa. Pero entre los males que ha dejado la insabiduría popular de algunos lemas tangueros, pareciera que Julio Sosa era uno más y que su arte no era digno de apreciación. Se lo ha tratado de chabacano, de cursi, de cantor de segunda línea.


Este ensayo recordatorio, partirá del extremo opuesto: Julio Sosa fue el último grande del tango. Un cantor capaz de interpretar y muy bien, tangos dramáticos como los de Discépolo, cómicos como "Enfundá la mandolina" o "Padrino pelao"; lunfardos como los de Celedonio Flores (Sosa se paraba delante de una cámara de TV y cantaba "Lloró como una mujer", proeza que nadie se animaba hacer en los sesenta) o bien, romántico como "Nada" o evocativo como "Barrio pobre"; o también adaptarse a las guitarras para hacer canciones criollas: "Por el camino adelante", "Guitarra mía", la tonada salteña "Mentiras" o el vals "La pena del payador". En fin, Julio Sosa fue un cantor de extrema sensibilidad y flexibilidad repertoril. Y para lograr eso, hay que guardar en las entrañas mismas de donde fluye el canto, esa condición genial de artista inigualable.  


"Que me van a hablar de amor" - Julio Sosa

Julio María Sosa Venturini nació el 2 de febrero de 1926, en la localidad de Las Piedras, en el Departamento de Canelones, República Oriental del Uruguay. Hijo de Luciano Sosa y Ana María Venturini, vivió en una familia de modestos recursos. Hizo el colegio primario en la escuela Artigas, donde llegó hasta el sexto grado que abandonó en 1940. Luego, hizo la escuela experimental, alcanzando el cuarto año en artesanías.

A los cinco años se juramentó ser cantor, al quedar impactado al ver en el cine de Las Piedras, la película "Las Luces de Buenos Aires". Desde 1931, (año del estreno de la película), sintió devoción por Carlos Gardel.

De niño, además de estudiar trabajó para ayudar a su familia de lustrabotas, de repartidor de la farmacia del pueblo y de canillita. En esta condición, leía y se aprendía todas las letras de los tangos de "El alma que canta", "Cancionera" y "Él canta claro".

Por convencimiento de un tío, se enroló en la Aviación Naval Uruguaya, y trabajó un tiempo de marinero en la Isla Libertad, cercana al puerto de Montevideo, pero al poco tiempo, renunció.

Deseando fervientemente ser cantor, hizo sus primeras armas en el Café de Parodi, en Progreso, pero como contaba con 14 años, la policía lo detuvo y lo devolvió a su casa paterna.


Tomado de https://www.investigaciontango.com/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=177:julio-sosa&catid=37:cantantes&Itemid=57

Sus relatos lo ponen en lo más alto de la historia, como un personaje que sobresalió por su rigurosidad en el cando, componer y darle vida a la música a través del tiempo. Por otra parte, se pudo estudiar que Julio Sosa tuvo una infancia con esfuerzo, donde su familia, negaba su canto a la música.

Julio Sosa, con su gran desempeño en la música ha dado una gran visión a su musica en el mundo, donde fue figura emblemática para el canto con nostalgia y pasión

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